Reseña de Los miserables

Los miserables de Tom Hooper, una readaptación demasiado cercana

Les miserables
 Imagen cortesía de Amazon

Título: Los miserables.
Rating MPAA: PG-13.
Año: 2012.
Director: Tom Hooper.
Guionistas: William Nicholson, Alain Boublil (musical francés), Claude-Michel Schönberg (musical francés) y Herbert Kretzmer (musical inglés). Basada en la novela Les Misérables, de Victor Hugo.
Protagonistas: Hugh Jackman, Russell Crowe, Anne Hathaway, Amanda Seyfried, Sacha Baron Cohen y Helena Bonham Carter.

La trama

La popular historia de Victor Hugo está ambientada a comienzos del Siglo XVIII, en Francia, cuando Jean Valjean (Hugh Jackman) sale de prisión bajo libertad condicional luego de diecinueve años. Una iglesia le ofrece comida y techo; a pesar de semejante bondad Valjean roba unos objetos de la iglesia.

Cuando las autoridades lo quieren volver a apresar, un cura se apiada de él nuevamente y lo defiende. Valjean entonces toma consciencia del acto de generosidad y se fuga para comenzar una nueva vida bajo una nueva identidad. Es entonces que Javert (Russell Crowe), el oficial a cargo de su libertad, se lo toma como un asunto personal y a partir de ahí hace lo imposible para apresarlo.

Varios años más tarde, Valjean se ha convertido nada menos que en alcalde y dueño de una fábrica. Fantine (Anne Hathaway), una de las personas que trabaja en la fábrica, es echada injustamente. Acorralada ante la necesidad de enviar dinero a su hija que vive bajo la tutela de los Thénardiers (Sacha Baron Cohen y Helena Bonham Carter), se hace prostituta.

Pasarán los años y los personajes se irán entrelazando: Valjean intentará redimirse ante Fantine, Javert intentará acabar con Valjean, la hija de Fantine crecerá y se enamorará de un revolucionario y las historias de amor, sacrificio, y sueños imposibles terminarán de pintar este maravilloso cuadro, una de las obras fundamentales en la historia de la literatura.

La re-re-re adaptación

En 1935 se registra la primera adaptación de la novela a la pantalla grande, dirigida por Richard Boleslawski, nominada a cuatro Oscars. Le siguió la versión francesa en 1958 por Jean-Paul Le Chanois. En 1978 se hizo para la televisión americana, y Robert Hossein se animó a rehacerla en 1982 en Francia. Claude Lelouch la re-readaptó con Jean Paul Belmondo en tiempo presente y un paralelo a la historia original.

En 1998 llegó la primera readaptación americana para cine por Bille August, con Liam Neeson, Geoffrey Rush y Uma Thurman, y cuatro años después la historia re-encarnó en una miniserie para TV con Gérard Depardieu y John Malkovich... Nunca parece ser suficiente para esta historia. El musical originalmente escrito para el teatro en francés fue traducido al inglés en 1985 y debutó ese año en Londres, llegando dos años más tarde a Broadway.

Desde ese entonces ha sido traducido a más de veinte idiomas en más de cuarenta países, y se estima que fue visto por una audiencia mundial que supera las sesenta millones de personas. ¿Por qué, entonces, Tom Hooper quiso hacer una nueva adaptación?

Algunas miserables reacciones

No, no se trata de las voces. De hecho, más allá de un casting discutible pero talentoso, no es fácil encontrar grandes actores que además tengan voces asombrosas. Huge Jackman ya demostró cuando condujo la ceremonia de los Oscars que los musicales le sientan bien, Anne Hathaway se roba literalmente la película con una performance corta pero poderosísima, y hasta Russell Crowe lo logra—aunque lejos de lo que haría un actor/cantante de la versión de Broadway—, entre su presencia en escena y una voz más de rock que de ópera, pero aceptable.

La mayor crítica a esta readaptación es—además del por qué volver a readaptar el uso de los primeros planos y movimientos de cámara del británico Danny Cohen (también junto a Hooper en El discurso del rey). Es que una cosa es el drama oscuro e íntimo 21 gramos, de González Iñárritu, o las admirables películas de John Cassavetes, que entre la cinematografía y las improvisaciones se metía practicamente adentro de los personajes con una cotidaneidad naturalidad envidiable.

Otra cosa es querer que la audiencia presencie un musical desde una butaca en miniatura colocada en la boca o nariz de los personajes. Por momentos asombra, pero llega un punto en el que puede ser insoportable.

Una historia que nunca será miserable

No hay dudas de que Tom Hooper se ha ganado un lugar entre los mejores directores del momento. Al igual que con su compatriota Danny Boyle, sus respectivas películas El discurso del rey y Slumdog Millonaire les han dado un giro rotundo a sus carreras —además de una pila de Oscars—. Es por ello que cuando me enteré de que Hooper filmaba Los miserables mi primera reacción fue "será de una gran calidad...", y lo es. Porque se trata, al fin y al cabo de Los miserables de Victor Hugo.

La historia, en manos de un cineasta que sabe lo que hace, nunca decepcionará. La pregunta seguirá siendo "¿por qué otra adaptación?" Pero cuando termine la última canción y se meta en nuestros cuerpos "¿...escuchas que la gente canta?... perdidos en el valle de la noche... es la música de la gente que sube a la luz...", cuando el último plano funda a negro, y cuando pasen los días, nos iremos olvidando de lo que el director, fotógrafo, guionista, vestuarista o cantante podrían haber hecho mejor: seguiremos emocionados.